Por Maité Hernández-Lorenzo
Tomado de www.cubacontemporanea.com
Carlos Díaz, director de Teatro El Público, es el Premio
Nacional de Teatro 2015, es decir, el Premio. Con esta noticia el teatro cubano
festeja no solo un reconocimiento merecidísimo, sino que pone en valor la
creación escénica cubana con un nombre que desde hace más de dos décadas ha
estado sembrando, enriqueciendo e iluminando el imaginario teatral de
espectadores de varias generaciones.
Graduado de teatrología por el Instituto Superior de Arte,
Carlos Díaz, discípulo directo de Roberto Blanco, es hoy uno de los grandes
maestros del teatro cubano, capaz de subvertirse, renovarse, revolucionarse en
la escena en diálogo fecundo con las hornadas más jóvenes.
Él y Teatro El Público, es decir, su grupo, su país, su
familia, han construido –desde la esquina de Línea y Paseo y desde mucho antes,
cuando la trilogía de teatro norteamericano removía los cimientos de un paisaje
a punto de cambiar, cuando La niñita querida se imponía como
un parteaguas entre décadas– una zona de resistencia y creación en la que el
teatro ha encontrado eficaz resguardo y vida.
Sobre el escenario que construye y sueña, cual meticuloso y
fantasioso artesano, verificamos una tradición de la cual afloran las fibras de
Blanco, Berta Martínez, Vicente, y, por supuesto, las Charangas de Bejucal, su
fuente primigenia de inspiración.
Su teatro es una referencia directa y obligada para
entendernos, para descifrarnos en un espejo que no nos reproduce, sino que nos
recrea y enriquece en tanto ciudadanos de hoy y de aquí, nos convoca a pensar y
también a divertirnos. No ha dejado de ser nunca una apuesta por la verdad, por
las más hondas creencias en el arte teatral.
Con esta distinción a Carlos, el Premio Nacional de Teatro
también ha ganado un reconocimiento que se debía desde hace mucho rato.
Requetebien por los dos, entonces.
Vínculo: http://bit.ly/1IHpdmp
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