Por Frank Padrón
Tomado de www.juventudrebelde.cu
Varios y significativos estrenos y/o reposiciones nos entregó la
cartelera escénica en las últimas semanas. Revisemos algunos de ellos.
No es muy frecuente hallar propuestas de eso que llaman café concert o
simplemente, un tipo de show que incluye poesía, monólogos, etc, y que
parte de aquel «cabaré político» de raíces brechtianas; por ello fue
grato recibir durante todo julio el espectáculo Café CCPC (The Cuban Coffee by Portazo´s Cooperative) por el ya consolidado grupo matancero.
El recinto de la sala Tito Junco, devenido «centro nocturno» —mesas y
consumo incluidos— se repletó durante todos los fines de semana que
permaneció la puesta en cartel, demostrando la avidez del público, sobre
todo el joven, por este tipo de propuesta.
Textos que iban del propio Bretch al director del grupo (Pedro
Franco), pasando por Bonifacio Byrne, Leonor Pérez de Martí, Israel
Domínguez y Charles Bukowski, entre otros, alternaban con canciones
dobladas y/o cantadas, monólogos y coreografías en una combinación que
tenía tanto de la ligereza y el «glamour» del cabaré como de la enjundia
y la seriedad del teatro más reflexivo, en el cual se compartían ideas y
preocupaciones en torno a la contemporaneidad y la historia, siempre
con respeto y ética, aun cuando imperara la revisión crítica.
Claro que no todo exhibe el laurel de lo cristalizado: coristas que
desafinan, lo cual se aprecia más por cuanto deben cantar cerca de las
mesas; actuaciones no siempre al mismo nivel (por ejemplo, la joven que
hace las veces de anfitriona sobreactúa y a veces hasta grita,
innecesariamente) como tampoco las coreografías (a destacar: la que
acompaña la famosa tonada del «medio peso»), pero hay ritmo, fluidez
escénica, lograda expresividad en el vestuario y la escenografía,
movimiento ideoestético sin «teques» ni panfletos y un considerable
equilibrio entre los tonos dramáticos que desprenden de este sui géneris
cabaré, jornadas provechosas con El Portazo.
De Matanzas también, y con la música igualmente de cordón umbilical,
se presentó nuevamente Teatro de las Estaciones bajo la dirección de
Rubén Darío Salazar con uno de esos espectáculos que logra lo mismo el
disfrute de niños que el de adultos: el laureado Cuento de amor en un
barrio barroco, esta vez girando por buena parte de la Isla.
Dedicado ahora a los flamantes 500 años de Santiago de Cuba, es
justamente un hijo de esas tierras quien centraliza este espectáculo
multidisciplinario que incluye títeres, marionetas, actores de carne y
hueso y músicos; en esta última categoría se ubica de quien hablamos: el
cantautor William Vivanco, en cuya obra descuellan células del Caribe y
América Latina, incluyendo, claro está, la rica música cubana con
ritmos definitorios (son, danzón, afro, sucu-sucu…), buena parte de los
cuales despliega aquí con la estrecha complicidad de la excelente
orquesta juvenil Miguel Faílde.
Cuento de amor… es eso mismo, y es barroco también
hasta los tuétanos por su explosión de colores, formas y sonidos
conformadores de ese peculiar estilo en nuestro contexto que, al decir
de estudiosos como Carpentier y Severo Sarduy, significa una adecuación
muy sui géneris del gran movimiento universal.
La sencilla historia de sirenas y marineros, narrando una aventura
que sabe a salitre y sensualidad caribeñas se disfruta de principio a
fin: Vivanco no solo aporta su música y su sandunga escénica, sino que
se alinea con los notables actores quienes, solos o manejando muñecos,
llevan la narración a buen puerto, también literalmente, envueltos en la
policromía y la riqueza de los decorados, vestuario y escenografía.
Otra oferta veraniega en lo que a teatro respecta es El amnésico y la entregada,
de la dramaturga puertorriqueña Carmen Zeta, por la compañía Rita
Montaner, en versión y puesta del actor Ariel Gil; los «tira y encoge»
de una pareja cansada de la convivencia y los años de relación son
enfocados desde la perspectiva feminista de la autora, emplazando el
machismo y la inmadurez del hombre y abogando por la toma de conciencia y
la rebeldía de la mujer ante tales despropósitos.
La puesta de Gil sobresale por una escenografía imaginativa y
funcional, así como por una perspectiva dialógica que trabaja la
sorpresiva presencia de actores entre el público, desconcertando un
tanto a este, pero a la vez confiriendo dinamismo y originalidad al
hecho teatral, que incluye los desdoblamientos actorales respecto a sus
personajes. Falla, sin embargo, en ciertos excesos (el personaje que
comenta, suerte de «coro griego» individualizado, une a participaciones
ingeniosas otras superfluas y hasta impertinentes), y en la proyección
de la mayoría de los histriones, quienes tienden a confundir
espontaneidad y soltura con gesticulación altisonante o pobreza
expresiva.
Un elenco muy joven conforma Family trash (Coreografía de la ausencia) que libremente se inspira en la muy representada Yo estaba en casa y esperaba que llegara la lluvia,
del famoso y malogrado dramaturgo francés Jean-Luc Lagarceen, versión y
puesta de José Ramón Hernández, también al frente del grupo Osikán
(Plataforma escénica experimental).
Núcleos disfuncionales que dejan huellas en adolescentes y adultos
desde las edades más tempranas aparecen dibujados en el verbo y la
imagen de seres que narran sus vivencias, en las cuales se aprecia una
enérgica condena a manifestaciones como el racismo, la homofobia y el
patriarcado.
Asistida dramatúrgicamente por Yohayna Hernández, audiovisualmente
por Ayanúkún producciones, con edición de Gabriel Estrada, dirigida y
producida por Erick Gómez Toyos, Family… ofrece no solo
textos de gran pegada y fuerza, sino una imaginativa concepción
escénica que suma segmentos de filmes y fotos, desplazamientos
coreográficos y soluciones que apuntan a un creativo minimalismo el cual
sugiere e invita a nuevas lecturas con pocos recursos.
Los actores (Yoelkis Maceo, Osvaldo Pedroso, Alaín Cantillo, Ally
Blanco, Ilhasa Vanessa…) oscilan entre momentos muy sentidos y bien
encauzados y otros donde requieren de mayor precisión y ductilidad, pero
en términos generales, llevan por buena senda sus desempeños.
Un colectivo a seguir, entonces, esta Plataforma escénica experimental, que realmente lo es en el mejor sentido.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario